Mala noche


Una noche en mi ciudad, por un callejón peatonal, vi la silueta de un hombre de pie, detenido al frente de la puerta de una casa. No se movía y pensé que se había quedado dormido allí, pero después me di cuenta de lo que sucedía: delante de él había la sombra de una mujer, quien agitaba su cabeza en un vaivén de atrás hacia adelante, como los pájaros carpinteros en su obstinada práctica de repicar sin cesar. Luego de media hora, el hombre se separa de aquel sitio y la mujer se levanta, escupe y dice:

--- Son diez mil pesos.

El hombre mete una mano en su bolsillo, extrae un billete y se lo da, después balbucea y camina hacia una de las esquinas del callejón y sigue su rumbo desconocido. La mujer, mientras tanto, vuelve a escupir en repetidas ocasiones, se pasa una de sus manos por la boca, para limpiarse y gargajea y vuelve y escupe y se mueve hacia el lado contrario por donde se había dirigido el hombre. Luego de caminar tres calles, la mujer llega hasta donde se encuentran tres más y ellas le preguntan:


--- ¿Cómo te fue?


--- Bien --- dice la recién llegada --- al principio me dio lidia, pero después todo cambió --- concluyó.


Las cuatro mujeres se quedaron allí hasta el amanecer e incluso, hasta cuando empezó a salir el sol, a la espera de más clientes, pero lamentablemente para ellas, aquel hombre había sido el único que se les había presentado ese día, un lunes de marzo.

Fin


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Álvaro Cotes Periodista