La única parte en donde la escoba nueva nunca ha barrido bien
Por Álvaro Cotes Córdoba
El detective Francisco Guerra entró a la oficina seccional de investigación judicial y criminal de la Policía, la cual a esa hora, 10:30 de la mañana, se veía un poco solitaria, apenas con el suficiente personal administrativo.
—- Buenas — dijo con voz gruesa y en un tono burlón.
— Buenas — contestaron casi en coro dos jóvenes mujeres sentadas frente a dos computadores.
Dos agentes de civil que también estaban ahí por ese momento, no hicieron lo mismo y en lugar de corresponder a su saludo, prefirieron observarlo en silencio y con celosa expectativa.
— Soy el teniente Guerra de la Dirección de Inteligencia. Vengo en búsqueda de la Unidad de Crímenes Sin Resolver…
De inmediato, una de las chicas tiernas le señaló hacia una puerta que se veía al fondo de aquella dependencia y en la cual había un papel blanco con unas letras negras que decían: UCSR.
En la medida en que se acercó después a ella, para abrirla y entrar, percibió en la cerradura de la misma, un nido de araña. "¿Esto qué es?", se preguntó en voz alta y luego se volteó, para esperar una explicación de parte del personal que había encontrado en el lugar.
— No la abren desde los tiempos de upa — le aclaró la otra bella dama, también en un tono burlón.
Al abrirla, la puerta produjo el respectivo sonido tenebroso que ocasionan las bisagras oxidadas. "¡Verga!", volvió a pensar en voz alta, demostrando con esa expresión su lugar de origen. Cuando la abrió de par en par, pudo cerciorarse entonces, por qué lo habían enviado a esa ciudad de la costa norte del país, con el cargo nada esperanzador de, director de la Unidad de Crímenes Sin Resolver: La única parte en donde la escoba nueva nunca ha barrido bien. Encontró una oficina llena de archivos viejos y sucios hasta el techo.
Publicar un comentario